08 marzo 2002

Multiculturalismo (III)
El factor educación

A medida que se profundiza en cada una de las aristas del tema, se puede apreciar que no todos están de acuerdo con las premisas que al principio se pensaban como consensuadas. Todos quienes están a favor del multiculturalismo dicen que la educación multicultural y respetuosa desde la escuela elemental es la base de la integración de todos los colectivos que conforman una sociedad, y de la creación de una escala de valores comunes verdadera y no impuesta. Pero no existe una única concepción de lo que es la educación multicultural.

¿Es simplemente una integración de elementos ‘exóticos’ a la curricula o es algo mucho más complejo? Y si es algo más complejo: ¿Es una denuncia sistemática del racismo a través de la afirmación positiva de los valores de la diversidad, como proponen Cohen y Cohen, o es solamente el aprendizaje y el intercambio de valores diversos sin calificar unos como superiores a los otros aceptando incluso, al menos en teoría, la posibilidad de aquellos valores que excluyen al diferente?

¿Es una construcción de ciudadanía que incorpore elementos de especificidad de raza, clase y género, como afirma Peter McLaren (foto) desde su postura posmoderna, o es una verdadera y completa revisión del relacionamiento entre sistema educativo y sociedad democrática, como indican Perry y Fraser al hacer notar las dificultades de una educación multicultural dentro de los parámetros de una sociedad que se niega a aceptarse como tal? Esta riqueza del debate ha dado por resultado una serie de oposiciones. Por ejemplo, la que diferencia la educación intercultural (donde se asume que el conflicto provocado por el choque cultural es positivo y enriquecedor, y que no debe atenuarse ni ocultarse) y la multicultural (que no se queda en ese reconocimiento sino que intenta atemperar el choque mediante una discriminación positiva y la protección de las diferencias por parte del Estado).

También existe la triple disyuntiva entre comprensión, habilidad o emancipación, que opone a quienes ven la educación multicultural como la comprensión de que en el aula existen diferencias culturales que deben ser entendidas, a quienes, dando un paso más, consideran que la escuela multicultural debe enseñar las habilidades para conocer la cultura o hablar la lengua de las minorías y, por último, está la tendencia emancipadora que afirma que la inclusión de la cultura minoritaria en el curriculum escolar influirá de forma positiva en el rendimiento académico de las minorías y mejorará sus oportunidades futuras.

Finalmente cabe citar la influencia que ha tenido en el debate educativo europeo la pulseada entre las ideas paralelistas y las asincrónicas, que se emparentan por el hecho de que al problema de raza y educación le agregan las dimensiones de clase y de género. Los paralelistas aseguran que esos tres componentes interactúan entre sí de forma compleja, siendo cada uno de ellos necesario para la reproducción de los demás; mientras que los asincronistas dan una vuelta de tuerca más, y hacen honor a su nombre cuando agregan que los individuos o los grupos no comparten una conciencia idéntica ni expresan los mismos intereses, necesidades o deseos ‘en el mismo punto del tiempo’.

==Tercera parte de cuatro

* 1- El Multiculturalismo cuestionado (I)
* 2- Multiculturalismo (II) A favor y en contra
* 4- Multiculturalismo (IV) Insumos para el análisis

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en marzo de 2002)

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