16 febrero 2007

Kosovo: la resbalosa entraña de la nieve

Enero es un mes difícil en Kosovo. La nieve suele cubrir en capas espesas las grandes explanadas que dejó el urbanismo socialista y en partes enteras de la ciudad no permite distinguir vereda de calle, confundiéndolo todo en un artificial prado blanco. Este final de enero no fue la excepción. El espeso manto de la especulación se adueñó de las sobremesas en los puestos de comida tradicional travestidos en imitación de hamburgueserías. El tema era uno solo: el primer viernes de febrero traerá consigo la comunicación oficial del nuevo estatus que Naciones Unidas propone para Kosovo.

Los puntos principales se fueron conociendo de a poco y con casi una semana de anticipación, como para testear su efecto. La Alianza Atlántica (OTAN) reforzó su presencia ante la llegada del enviado de la ONU que se espera para el 2 de febrero. Saben que debajo de la mentida placidez de la nieve se oculta una resbalosa costra de hielo. Cualquiera puede resbalar y caer de nuevo –aunque sea por un momento- en el viejo infierno. Ya ocurrió en 2004 cuando se debatía también el estatus de la provincia y desde debajo del manto emergió la violencia contenida retomándose el suspendido pogromo. Unas horas fueron suficientes para que bandas albanokosovares mataran a 24 personas de la minoría serbia.

En aquel momento las fuerzas internacionales no actuaron. Ahora advirtieron que lo harán, ya sea contra la mayoría o contra la minoría. No se tolerarán desmanes, dijeron públicamente. Es que los signos de descontento pueden provenir de ambos lados. Tanto serbios como albanokosovares tienen motivos para sentirse despojados. Y para sentirse victoriosos. Así de equilibrada es la sugerencia que Naciones Unidas llevará al diálogo con ambas comunidades desde este viernes. Así de difícil es que sea aceptada por los radicales de ambas orillas.

Según el nuevo estatus, Kosovo, que actualmente es una provincia de Serbia pero sin que Belgrado ejerza ningún control sobre su adminisración, alcanzará una “casi independencia”. No se nombra esa palabra, que es la palabra soñada por los kosovares de origen albanés, que forman un 90 por ciento de la población. Pero en los hechos Kosovo podrá ingresar a organismos internacionales bajo su propio nombre y podrá tener una fuerza militar de hasta 2500 hombres con armamento ligero. No dejará de ser un protectorado, aunque pasará de ser administrada por Naciones Unidas a tener un gobernador nombrado por la Unión Europea. Sin decirlo, el paquete de medidas busca que la solución definitiva llegue una vez que se produzca el difícil pero factible ingreso de Serbia a la Europa comunitaria. Por eso se mira con atención no sólo hacia Kosovo sino también hacia Belgrado. Se espera que las fuerzas serbias europeistas, que juntas obtuvieron la mayor parte de las bancas en las elecciones legislativas del domingo 21 de enero, puedan formar gobierno y desplazar a los ultranacionalistas.

Para colaborar con el nuevo estatus de Kosovo, los serbios tienen el aliciente de que se establece, explícitamente, la protección internacional de los lugares sagrados serbios y la autonomía para cinco municipios habitados por kosovares de origen serbio. No es mucho para los serbios. Pero el hecho de que la independencia quede pendiendo en una “casi independencia”, les da la esperanza de que una vez que ingresen en la Unión Europea dejará de hablarse de esa posibilidad. Porque como es sabido, desde que en 1389 perdieron en ese sitio una batalla que consideran fundacional de su identidad, los serbios ven a Kosovo como el centro espiritual de su nación. Aunque el tiempo y la demografía hayan actuado en su contra, y ahora los monasterios medievales sean islas cristianas en un mar formado por un 90 % de albanokosovares que en un porcentaje importante son musulmanes. Perder eso sería perderlo todo. No en vano durante los cinco siglos de ocupación turca, las madres serbias despertaban a sus hijos, cada día, diciéndoles “Buen día, pequeño vengador de Kosovo”. Es sólo un mito, por supuesto. Pero los mitos son un arma en los Balcanes.

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 2 de febrero de 2007)

La primera de las fotos fue tomada de www.friendsofbosnia.org en tanto que la segunda lo fue de /www.lopusina.com

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