La captura de Saddam: ¿Es o no es?

Así se fueron sucediendo las hipótesis, que en su versión más extrema aseguraban que el capturado no es el ex dictador sino uno de sus numerosos dobles. Llevando esta línea de razonamiento a sus últimas consecuencias, un noctámbulo fabulador llegó a desgranar una complicada trama según la cual las fuerzas de ocupación tendrían prisioneros a los ocho dobles oficiales de Saddam, y en una operativa digna de las masacres sucesorias del viejo imperio otomano, habrían matado a seis de estos dobles, dejando con vida sólo a dos, uno destinado a cumplir en tribunales el rol de su defenestrado amo, y el otro como amenaza permanente para disuadir cualquier posible ráfaga de lealtad in extremis del candidato elegido. El verdadero Saddam, según esta fantasía, habría muerto en un bombardeo al comienzo de la guerra.

Las investigaciones que se presentan como "revelaciones" de oscuras tramas tejidas alrededor de episodios más o menos históricos, no revelan nada nuevo, sino que confirman lo que en general se supone que ocurre tras las bambalinas del poder. Lo extraño no es, entonces, la enorme cantidad de dudas que generó en la opinión pública la captura de Hussein. Lo curioso es que alguien haya podido pensar que ese anciano fugitivo podía ser vendido a los televidentes como el temible jefe de una poderosa resistencia que tiene en jaque a la mayor potencia militar del planeta. Paradójicamente, es muy probable que las imágenes de la captura sean reales, y que se trate del verdadero Saddam. Algo que agrega credibilidad a la tesis de que el prisionero es, en efecto, el ex hombre fuerte iraquí, son las versiones que atribuyen la ubicación de su escondite a una labor de inteligencia del antiguo Partido Comunista del Kurdistán, algo que Estados Unidos no parece muy deseoso de aceptar. En todo caso, de haber sido un montaje, todo habría sido maquillado con una mayor verosimilitud. El error de comunicación de Washington fue mezclar verdad y mentira, ya que si el capturado es Saddam, entonces él no era el jefe de la resistencia.
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha el 19 de diciembre de 2003)
Etiquetas: Irak 2001/2004, Periodismo
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