18 agosto 2000

El Cáucaso, un viejo campo de batalla

El Cáucaso, conflictivo habitat en el que coexisten tres países independientes y seis de las veintiuna repúblicas de la Federación Rusa, es un territorio más chico que el de Paraguay, que apenas duplica la superficie uruguaya. Allí viven, sin embargo, 21 millones de habitantes que integran más de cien colectividades étnicas, varias de ellas involucradas en los diez enfrentamientos principales que desestabilizan el área y que han tenido como método la “limpieza étnica”.La guerra civil que entre 1917 y 1921 enfrentó al recién formado Ejército Rojo soviético y a los Guardias Blancos del zar de Rusia, aún no ha terminado. En una remota región del Cáucaso, en la frontera natural entre Europa y Asia, los modernos fusiles de asalto han sustituido a las viejas carabinas, pero grupos étnicos que integraron ambos bandos siguen luchando por la misma causa por la que combatieron en aquella oportunidad: la tenencia de la tierra.

Los osetios habían recibido un tratamiento privilegiado durante la etapa monárquica, y eran leales al zar; esa base social firme sumada a las ventajas geográficas que otorgaba el terreno montañoso, fue una de las razones que llevó a los Guardias Blancos a elegir el Cáucaso como foco de resistencia a la Revolución Bolchevique. Pero el Ejército Rojo no tardó en encontrar sus aliados naturales: los ingushes, otro pueblo que habitaba el área y que se sentía postergado a causa de los privilegios agrarios de que gozaban los osetios, por lo que veía con buenos ojos la propuesta bolchevique de socialización de las propiedades rurales. La victoria del Ejército Rojo tuvo sangrientas consecuencias para los osetios, quienes actualmente llaman a los días posteriores a esa guerra civil “la masacre de los osetios a manos de los ingushes”.

La suerte de los ingushes cambió durante la Segunda Guerra Mundial. El premier soviético de entonces, José Stalin, los acusó de colaborar con las tropas invasoras de la Alemania nazi, y los deportó en masa a la inhóspita Siberia. Esto fue aprovechado por los osetios, quienes -según fuentes ingushes- ocuparon las propiedades que habían pertenecido a la colectividad recién caída en desgracia. El historiador Zamanho, citado por el periodista ruso experto en temas caucásicos Alan Kasaev, atribuyó esta deportación a las intrigas de ciudadanos osetios que integraban el círculo más cercano de asesores del premier Stalin. No se debe olvidar que Stalin era de origen georgiano, república en la que habita una significativa colectividad osetia.

Aunque el nuevo mandatario soviético Nikita Krushov “perdonó” en 1957 a los ingushea, y a otros pueblos como los chechenos que habían sufrido un castigo similar, no se les restituyeron todas sus tierras, sino que la zona de Prigorodny nunca volvió a la República Checheno-Ingusheta que entonces era una de las integrantes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), sino que permaneció en manos de la también soviética República Autónoma de Osetia del Norte. Hoy, Prigorodny, situada en las riberas del río Terek, es el eje del enfrentamiento entre ingushes y osetios. Ambos pueblos ahora integran la Federación Rusa, los primeros son parte de la República de Ingushetia, y los osetios controlan la República de Alana, que es el nombre que tomó Osetia del Norte desde la primavera de 1995. El resultado inicial del conflicto entre ambas repúblicas fue el abandono de sus hogares por parte de 40 mil ingushes que vivían en Osetia del Norte y que pasaron a vivir en campamentos situados en Ingushetia. Pero en el Cáucaso los conflictos se entrecruzan, y las viviendas y tierras que los ingushes dejaron en Osetia del Norte, fueron ocupadas por osetios del sur, en este caso refugiados del enfrentamiento interno que vive la vecina Georgia.

==Primera parte de cinco

* 2- Secuestro de militares uruguayos
* 3- La Gran Depresión
* 4- Cáucaso: El factor islámico
* 5- Chechenos: los peores enemigos

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en Brecha en agosto de 2000)

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